Las amígdalas, también conocidas como tonsilas, o más comúnmente como
anginas, son esas formaciones que están ubicadas en la faringe, y que
cuando se inflaman (situación que sucede con más frecuencia en la
niñez), ocasionan algunas molestias para la salud, normalmente de poca
gravedad.
Y aunque a veces se convierten en un
verdadero problema, que hasta requiere que las extirpen con cirugía, lo
cierto es que en la mayoría de los casos, las amígdalas cumplen una
función muy importante, que es la de evitar que gérmenes y bacterias
ingresen a nuestro organismo, ya sea por la boca o por la nariz. Sin
embargo, en algunos casos, debido a la presencia de sales cálcicas, por
sí solas o en combinación con otras sales minerales, en las anginas se
forman cálculos o piedras que ocasionan algunas complicaciones de salud.
Aunque
las piedras (llamadas también tonsilolitos) más pequeñas no tienen
generalmente síntomas notables, los más grandes, de 2.5 centímetros o
más de tamaño, pueden generar mal aliento (halitosis) recurrente, que
frecuentemente acompaña una infección de las amígdalas, residuos
blancos, mal sabor en la boca y dificultad en la deglución (disfagia).