Hace unos días sus fotografías con el rostro desfigurado se viralizaron en Internet. He aquí su historia.
En el año 2009, Paola conoció a Rodrigo Eduardo Picolini, un hombre que trabajaba con ella en Aerolíneas Argentinas. Se enamoraron rápidamente y estaban felices.
Al poco tiempo, quedó embarazada de su hijo más pequeño, al que llamó Valentino. Pero mientras estaba embarazada, Rodrigo comenzó a ponerse violento.
A los 2 meses de embarazo tuvieron una pelea. Él le arrojó un vaso de cerveza en el cuerpo. Luego, un día en el mall, se enojó con ella y le mordió la mejilla.
Rodrigo le pidió disculpas, lloró y dijo que no lo haría más. Paola decidió confiar en él e intentar seguir juntos por el bien de su pequeño bebé que venía en camino.
Sin embargo, a los seis meses tuvieron una pelea que acabó con Rodrigo lanzándola a la cama y pegándole puñetazos en la cara. Paola terminó la relación.
No volvió a verlo hasta el día del parto. Rodrigo quería acompañar a Paola y conocer a su pequeño hijo, y ella se alegró de que estuviera presente.
Pero mientras estaban en la sala de parto, algo lo alteró y empezó a golpear cosas. Los trabajadores del hospital lo echaron. Paola decidió seguir con su vida y olvidar las malas experiencias.
Prefería estar sola a estar con un hombre tan violento, así que no lo buscó más ni le dejó acercarse a ella. Empezó una nueva relación con otro hombre que fue la figura paterna de su hijo, hasta que lamentablemente terminaron.
El ver a Valentino sin padre la hizo sentir mal. Sentía que era injusto para él no acordarse ni de cómo era su padre y no verlo nunca. Pensó que debía tener una figura paterna, a pesar de lo que Rodrigo le había hecho a ella. Entonces lo llamó.
Rodrigo comenzó a visitar a su hijo, lo llevaba a pasear y le compraba cosas. Todo parecía marchar bien. Un día de mayo del año 2016 se juntaron a cenar y decidieron que valía la pena volver a intentar estar juntos, ser una familia completa y sana al fin.