El Valle de los Muñecos en Nagoro, al sur de Japón, ahora supera enormemente la gente en esta localidad montañosa y aislada.
Tsukimi Ayano ha pasado años tejiendo más de 350 de estos muñecos, como una forma de recordar su comunidad, la cual fuera floreciente. Las figuras sin vida ahora superan en número a los 30 residentes que quedan en el pueblo.

Tsukimi de 67 años de edad, dijo: “Desde que empecé a tejer las muñecas, no me siento nunca sola. Todos los días alguien viene a visitarme.”

El periodista y cineasta brasileño Roberto Maxwell visitó Nagoro para conocer a la mujer detrás de los muñecos. Sus fotos revelan muñecos hacinados en paradas de autobús y otros en medio de reuniones familiares. Los muñecos trabajadores pueden verse por toda la comunidad, posando en lo que mejor sabían hacer, reparar caminos o recogiendo heno.

Puesto que los padres de Tsukimi murieron hace ya mucho tiempo, ella ha estado viviendo sola en Nagoro. Tsukimi simplemente no solo ha hecho muñecos de vecinos y amigos fallecidos, sino también de su propia familia. Las fotos de Roberto muestra un breve vistazo de la madre y el padre de la fabricante de muñecas, la madre y toda la familia se preparan para un matrimonio.

“Lo recuerdo siempre fumando,” dijo Tsukimi de su padre. No son sólo los residentes que han muerto han sido convertidos en muñecos, Tsukimi también ha creado una de ella muy ocupada haciendo cerámica. El pueblo de los muñecos ha intrigado a Roberto, dado su interés por la cultura tradicional, las comunidades locales y la inmigración.

“Los muñecos están por todas partes,” agregó Roberto. “Ellos representan la vida cotidiana del pueblo, en su época dorada durante la construcción de una presa.” Tsukimi Aunque no tenía esa intención, llamó la atención sobre el problema de la despoblación en el Japón rural.










fuente: tendenciadehoy.com





